miércoles, 14 de abril de 2010

Saul Bass

Ir al cine es una experiencia en la que se repiten, sistemáticamente, una serie de situaciones -como si de un ritual se tratara- cada vez que entramos a una sala: se atenúan las luces, empiezan a pasar los anuncios publicitarios (que mayoritariamente anuncian otras películas que se estrenarán próximamente), se apagan por completo las luces… empieza la película. En este momento los títulos de crédito hacen su aparición. Si bien son absolutamente necesarios, la realidad es que los títulos de crédito parecen prescindibles para muchas personas, aburridos en la mayoría de los casos.

Esta situación ha obligado a diseñadores, editores y directores de todo el mundo a hacer de los títulos de crédito algo atractivo para el espectador, algo que lo atrape desde el primer momento, mientras le informa de quién ha hecho posible que pueda ver lo que se está proyectando.

¿Ejemplos? Muchos, y muy buenos. La interacción que lograron crear Keith Schofield y Alan Carriles entre los créditos del videoclip de Let Love Rule y el protagonista del vídeo es, simplemente, espectacular: a lo largo de tres minutos de créditos, y con la música aún de fondo, el protagonista del videoclip toca físicamente los créditos que se van deslizando de arriba abajo de la pantalla, cuelga en ellos su ropa como si de un perchero

se tratase, se cuelga de ellos mientras lo van arrastrando hacia arriba e incluso, al final del videoclip, los rompe con un bate de béisbol; fantástica forma de presentar, al completo, a las personas que han hecho posible esta reproducción y, además, hacerlo de una forma simpática que entretenga al espectador.

Siguiendo esta dinámica, podemos destacar otros créditos, como los de la película Freaked , en la que el artista David Daniels crea animaciones con plastilina para moldearlos; o los de Mutual Friends [3], una comedia dramática que, en sus créditos, muestra una persecución de dos bolitas que tienen que salvar diversos obstáculos, manteniendo así entretenido al espectador mientras se muestran los créditos.

Sin embargo, el pionero de este arte, el hombre que marcó un antes y un después en los títulos de crédito y su forma de presentarlos -cuidando hasta el más mínimo detalle en su proyección- fue Saul Bass, diseñador gráfico que demostró que, también en el cine, la primera impresión es la que cuenta.


[1] Director y editor: Keith Schofield. Editor: Alan Carriles. Interpretada por Lenny Kravitz.

[2] Freaked (1995). Dirigida por Tom Stern y Aldred Winter.

[3] Teleserie producida por Hat Trick Productions y emitida en la BBC.


Samuel Bass (8 de mayo de 1929-25 de abril de 1996) fue un diseñador gráfico estadounidense mundialmente reconocido por el trabajo que desempeñó en la industria cinematográfica y en el diseño de algunas de las identidades corporativas más importantes de Estados Unidos.

Nacido en el Bronx, y después de pasar por el Arts Studen’s League de Nueva York, Samuel Bass llega a Hollywood a mediados de los cuarenta, para incorporarse al departamento de publicidad de la Warner, influenciado con el estilo Bauhaus y el constructivismo ruso por parte de uno de sus profesores, Gyorgy Kepes . Desde este momento, Bass empieza a trabajar en el diseño de los carteles publicitarios de algunas producciones del estudio que, normalmente, mostraban a las estrellas que aparecían en el filme con un fondo estático de algún decorado, natural o artificial, que apareciese en la película -aunque, posiblemente, terminaran por no hacer referencia alguna a la historia en cuestión-; sin embargo, Saul Bass decidió innovar en este campo, dotando a sus carteles de diseños abstractos que impactaban al espectador y le llamaban poderosamente la atención, surgiéndole así una gran curiosidad sobre la película que se anunciaba.

Siguiendo esta corriente que él mismo había creado, Saul Bass abrió su propia empresa de publicidad, Saul Bass & Associates en 1950, y no tardó en llegarle el que sería el trabajo que lo catapultaría al éxito: el director de cine estadounidense Otto Preminger lo invitó a diseñar el cartel para su película Carmen Jonesy, tras quedar impresionado con el trabajo, le pidió que diseñara también los fondos de los títulos de créditos.

La rosa en llamas que protagonizaba el cartel y los títulos diseñados para este musical sentó unas nuevas bases en cuanto al diseño de títulos en las películas y le valió su pasaporte para seguir trabajando con Preminger, que volvió a solicitar sus servicios un años después para los créditos de la película The Man with the Golden Arm en la que Bass utilizó por primera vez un fondo dinámico y se reveló como un maestro del diseño de títulos de créditos de películas.

Partiendo de su característico estilo “handwritting” o “hecho a mano”, Saul Bass va evolucionando hacia composiciones figurativas que siguen conservando cierto abstractismo y que, por supuesto, siguen cargadas de contenido simbólico. Ya en la década de los sesenta, sigue su camino en el cine de la mano de grandes directores como Martin Scorsese o Alfred Hitchcock .

En esta misma década, Bass fue evolucionando y empezó a dirigir varios cortometrajes, como The Searching Eye (1964), From Here to There (1964) y Why Man Creates (1968), con el que ganó un Oscar. Finalmente, en 1974, realizó una película como director: Phase I.

Después se volcó en otras disciplinas profesionales -concretamente, en el diseño gráfico comercial-, en las que también destacó: diseñó los logotipos de AT&T, United Airlines, Minolta, Bell y Warner Communications, entre otros, así como el póster para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984.

Diez años después (1996) falleció, habiendo cosechado numerosos éxitos a lo largo de su trayectoria profesional, como un referente en el mundo audiovisual.


Diseñador gráfico húngaro que trabajó con László Molí-Nagy, profesor en la Escuela de la Bauhaus alemana.

Otto Ludwig Premingre, de origen judeo-austríaco, está considerado como uno de los primeros directores que quebrantaron la censura en EEUU.

(El Hombre del Brazo de Oro), 1995. Protagonizada por Frank Sinatra. Adaptación de la novela de Nelson Algren.

Con él, se encargó de los créditos de películas como GoodFellas y Casino.

Saul Bass diseñó los créditos de Psicosis o Vértigo, ambas de Alfred Hitchcock.


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